¡No nos multipliquemos!

La adopción de animales para acabar con la plaga maliciosa de la humanidad.

Las plagas desde tiempos bíblicos se han asociados específicamente a grupos de

animales destructivos y maliciosos que causan daño en la región en la que se

encuentran, pero creo que el concepto todos estos años lo hemos utilizado mal.

Actualmente, nos encontramos en una situación de constante autodestrucción en la

que el humano es el principal artífice. Las guerras, la corrupción, los conflictos políticos,

la vulneración al medioambiente, masacres, violaciones, son solos pocos de los

muchos eventos mundiales que llevan a la conclusión de que somos una plaga para el

mundo en el que vivimos.

Como mujer, el estereotipo común que se tiene sobre nuestro género es que para

conseguir la felicidad es necesario tener hijos, de ahí viene la eventual pregunta de: ¿A

qué edad quieres tener tu primer hijo?, mi respuesta siempre es la misma… nunca. La

sobrepoblación, el peligro eventual al que se expondría, la situación económica, son

solo algunas de las razones que me han llevado a tomar la decisión. El panorama

desalentador y deprimente del mundo actual que nos rodea y que nosotros mismos nos

hemos encargado de construir, me llevó a ser parte del movimiento Childfree, ese

grupo consciente y sensato de personas que decidió no procrear. Aunque si un animal

se puede considerar como un hijo, quiere ser madre una y mil veces más.

“¿Por qué no plantearse la posibilidad de adoptar animales y no procrearse?”

Si de animales hablamos, ellos traen la misma felicidad que un hijo a un hogar. Las

mascotas están llenas de amor, comprensión, diversión, compañía y lealtad sin esperar

nada a cambio, económicamente representan una inversión menor, son más

independientes, entonces ¿Por qué no plantearse la posibilidad de adoptar animales y

no procrearse?

Para qué exponer a un hijo a la crueldad y malicia del mundo contemporáneo, el cual está condenado a la autodestrucción, si podemos conseguir los mismos beneficios con una mascota. Realmente es increíble ver cómo un animal supuestamente ‘irracional’ puede llenarte de más atención que un humano supuestamente ‘racional’. Si me preguntan a mí prefiero convivir con la plaga animal que con la plaga humana.