Pensando en los animales callejeros

En todo el territorio colombiano es normal -aunque no deberíamos normalizarlo-

encontrar altas estadísticas de perros y gatos callejeros, de los cuales muchos

pueden estar enfermos, lesionados, entre otras situaciones, pero ¿por qué esa

cantidad de animales abandonados?,

“Nuestras actitudes con los menos privilegiados son el reflejo del nivel de respeto con que contamos"

Para responder esta pregunta encontramos dos posibles opciones, pueden existir más, pero solo abordaremos las siguientes, primero, gracias a la irresponsabilidad de personas que creen que comprar una mascota es como adquirir un objeto más, que si no te gustó la abandonas y se acabó el problema, pero no son conscientes de todo lo que concierne comprar o adoptar una mascota, la responsabilidad que trae consigo; segundo, la poca solidaridad de las personas frente a la situación de abandono que viven los animales.

Relacionado con la primera, entender que una mascota no es una cosa que tan

solo llevas a casa y listo, tampoco es una planta a la que le asignas un espacio de

tu casa y te acuerdas de ella cada tres días para regarla con agua, no, no es una

planta, tu mascota es un ser vivo con necesidades diferentes a los seres

humanos, pero con atenciones especiales por recibir. Así que se debe tomar

conciencia en el momento de decidir tener una mascota, y preguntarse, ¿le vas a

dar todos los cuidados que necesita? ¿le vas a dedicar tiempo?

Pasando a la segunda opción, es muy importante respetar a las personas, pero

también proteger la naturaleza, los animales, mejor dicho, todo lo que nos rodea,

qué necesidad hay de maltratar a un animal que, aunque no te esté atacando, solo

lo atacas por el simple hecho de que es callejero, entonces qué se puede esperar

de tu reacción a la ofensa por parte de un amigo, por eso nuestra actitud debe

cambiar, ser solidarios, pensar en positivo, apoyando iniciativas, pensar en

nuestro contexto, en cómo se puede ayudar, en cuáles son esas pequeñas

acciones que marcaran la diferencia; encontrar la manera efectiva y responsable

de frenar el crecimiento de población callejera, y velar por la misma.